Ciencia Hermética
Los alquimistas se refieren a la Alquimia como Ciencia Hermética, la Ciencia de Hermes o Mercurio.
Una definición clásica a la pregunta "¿Qué es la Alquimia?" dada por Martinus Rulandus es: "Alchimia est separatio impuri ab substantia puriore" (La Alquimia es la separación de lo impuro de la sustancia más pura). En definitiva una purificación. Y si bien existen opiniones y comportamientos que defiende una Alquímia Espiritual, los textos más reputados como verídicos de esta ciencia sostienen que esta eliminación de las partes impuras ha de hacerse con materiales tangibles y más concretamente con sustancias pertenecientes al reino mineral. El fruto final de ese proceso, la Piedra Filosofal (Lapis Philosophalis), sería un sustancia quintaesenciada, capaz de conducir la materia impura a la perfección. Así a los metales, que se descomponen con el paso del tiempo, los trasmutaría en oro, y al cuerpo humano lo sanaría de sus dolencias y achaques y lo mantendría en un estado de plena salud.
Sobre cuál es es la materia primera con la que comenzar y los procesos manipulatorios de la misma para lograr la Piedra Filosofal se han escrito muchísimos tratados. Pero estos textos de Ciencia Hermética son de una una comprensión tan complicada, que finalmente sobre la Alquimia ha caído el mayor de los descréditos y es tenida por el mundo científico como una descabellada patraña. Esa oscuridad ha motivado que la palabra hermético indique algo impenetrable y misterioso; o que está completamente cerrado.
Clave fonética
Algunos Adeptos (nombre que se da a los que han obtenido la Piedra Filosofal) aseguran que esta Ciencia verdaderamente aparece en los libros de Alquimia, pero velada tras unas claves fonéticas. Es decir, dichos escritos, particularmente los que no parecen hablar de procedimientos de manipulación de materiales, expresan un mensaje (directo o simbólico) claro y comprensible, pero que incluye otros significados no aparentes. Un poco al modo de algunos acertijos populares en las que la solución está expresada de forma completa en la definición de los mismos.
Además, para complicar más aún el mensaje, procedimientos químicos verdaderos que permiten conseguir, por ejemplo, el ácido sulfúrico, podrían no ser más que "materiales de relleno" absolutamente innecesarios y totalmente ajenos al trabajo alquímico.
Se podría decir, por tanto, que los libros herméticos tiene diferentes capas de significado. Esas capas se pueden desvelar si tomamos el sonido de sus palabras y buscamos equivalencias sonoras o de sinonimia en el propio idioma en que se escribieron o en otros idiomas, especialmente el latín y el griego. Aunque este sistema no agota otras posibilidades, como serían la transposición de sílabas o letras de determinadas palabras, mutación de algunas letras por otras de similar fonética, unión de palabras, sílabas o letras de palabras contiguas...
Dado que muchos de esos textos fueron compuestos en épocas anteriores al siglo XIX, sus autores conocían perfectamente estás lenguas, como personas cultas que eran. Por eso, es perentorio estudiar y analizar los textos originales. Las traducciones muchas veces introducen vocablos con sonidos diferentes y, a menudo, los traductores "interpretan", para bien o para mal, los textos que traducen. Por ejemplo, uno de los activadores del interés actual por la Alquimia en Europa y que merece mi más sincera gratitud por ello, E. Canseliet, con razón o sin ella, suele traducir los textos latinos con mucha libertad y poca literalidad.
Conviene insistir en la idea de que hay una clave fonética dando forma a los textos alquímicos, por la sencilla razón de que cuando se estudian contrastándolos mediante la sonoridad de sus palabras con sus homófonos de otras lenguas (por señalar uno de los procedimientos posibles), no se llega a un absurdo sin sentido. Tal vez sí a un caos inicial en el que poco a poco empiezan a aparecer estructuras ordenadas y combinaciones plenas de sentido.
Por ejemplo, tomemos la expresión Leon Verde, que denomina una sustancia de la que D. Pernety asegura que ...Es de esta materia de la que ellos (los Filósofos) han compuesto su disolvente universal (...C'est de cette matière qu'ils ont composé leur dissolvant universel...) . En griego león se dice lewn, pero su casi homófono luwn (lyon) (en francés, lion es león) significa el que suelta o libera. Sin contar que un león es una fiera devoradora, como lo puede ser un ácido o un disolvente no forzosamente ácido como el aceite de tártaro.
Desde luego las claves fonéticas no son rígidas. Los sonidos no siempre son idénticos, pero sí similares. Cualquiera que observe la propia lengua viva, verá que la dinámica y la frescura del lenguaje hablado genera expresiones de ese tipo. Además, cualquier conocimiento profundo y fluido no puede encorsetarse en rígidos moldes, si no quiere morir por asfixia.
Estas claves fonéticas van acompañadas de otros trucos por parte de los autores. Uno de ellos es llamar un materia o producto resultante de una manipulación con el nombre de otro.
La ley de semejanza
Definida habitualmente como que lo semejante atrae a lo semejante, cobra vigencia en la antedicha clave fonética, aunque no se agota en ésta, que ha recibido el sorprendente nombre de Lenguaje de los Pájaros. Si bien la mente racional no admite fácilmente que pueda haber un hilo conductor en esta ley de semejanza, da la impresión que en la formación del lenguaje y, por tanto, en la creación de la realidad mediante la palabra, si estuvo presente de forma arquetípica dicha ley, pero fue mucho más allá y se aplicó a aspectos mucho más amplios. Un par de ejemplos, cuando menos curiosos.
El nitro y la pólvora.
El nitro o nitrato potásico es una sal que se forma de forma natural en cuevas o abrigos, especialmente durante las tormentas. Esta sal, de hermosa cristalización en largas agujas, produce una ligera explosión cuando se arroja en pequeñas cantidades sobre el fuego... El nitro es uno de los ingredientes fundamentales de la pólvora, cuyas explosiones evocan claramente a los truenos.
Los peces y la red.
Si se observa el diseño de la piel escamosa de muchos de los peces podremos ver que dicho diseño, vuelto al revés, es decir haciendo hueco el cuerpo de las escamas y sólido la zona hueca de las uniones de estas, tenemos una retícula o red.
¿Simples coincidencias? Tal vez, pero es mucho más divertido y aleccionador dejar abiertas otras posibilidades
El juego y el teatro
Algo que resulta evidente con los estudios mediante la clave fonética es que se precisa un estado de conciencia particular. Es preciso tener paciencia, carecer de ambición, ser creativo, permanecer muy atento y estar dispuesto a divertirse en un juego infantil. A parte de que la expresión juego de niños, tan querida a los alquimistas, signifique más cosas, es evidente que hay que jugar como un niño cuando se estudian los textos alquímicos. Si se ha olvidado el método de cómo jugábamos en nuestra infancia va a ser muy difícil adentrarse en el mensaje. Las posibles sustancias de la Obra se intercambian papeles y nombres como los actores de teatro. Pueden ser reyes o villanos, cojos débiles o hércules poderosos, al igual que los escritores que también se daban nombres claves. Basilio Valentín es el rey (griego) no muy poderoso (latín), el reyezuelo (en latín regulus)... Los alquimistas jugaban escribiendo sus textos, en una especie de estado vital, que les permitía ver conexiones asombrosas entre las cosas y las palabras, dentro de un talante festivo y divertido. Es indispensable alcanzar ese estado para que mensajes insospechados afloren ante nosotros.
¿Qué es, pues, la Alquimia?
Un poderoso motor de transformación. Si observamos con detenimiento los efectos de los libros de Alquimia en Europa no podemos sino concluir que ha sido un fermento insustituible de desarrollo científico. La ambición o pretensión de llegar a obtener la Piedra Filosofal impulsó de forma directa el estudio exhaustivo de los metales, los minerales y sus mezclas o aleaciones especialmente en los siglos XVI, XVII y XVIII. El conocimiento obtenido de la materia fue asombroso. Y la conclusión es que a causa de esos estudios y el conocimiento teórico y práctico obtenido, Occidente dio un salto tecnológico, inexistente en otras latitudes del Planeta.
Es posible que estas afirmaciones parezcan una exageración sin fundamento. Pero si se las considera atendiendo a lo que ese estudio exige a un estudiante individual, la conclusión que se obtiene es indudable. Para poder actuar en Alquimia es necesario saber Química (si no se quiere morir o sufrir posibles deterioros físicos graves por desconocimiento de las propiedades de los materiales y su manipulación), Religiones y Mitología (Cristiana y Clásica, al menos), Lenguas (griego y latín, indispensables), Lingüística... En todo caso, familiarizarse íntimamente con el saber humano. Y esa familiaridad siempre tiene consecuencias enriquecedoras a nivel de la conciencia.
Y además, lo más importante. Requiere un estado de conciencia especial, una especie de estado de meditación activa sin la cual no es posible encarar el hermetismo de los textos.
En consecuencia, parece que es reducir algo casi insignificante considerar a la Alquimia simplemente como la búsqueda de una quintaesencia capaz de curar seres vivos y metales. Tal vez ese sea el destino, pero, como aseguran otros conocimientos ancestrales, lo importante es el viaje.

Imagen CXLI del libro Hortulus Herméticus (Jardinillo hermético) que representa, según su pie, al Juego de Niños Filosóficos (Ludus Purerorum Philosophicorum). La leyenda inscrita dice: Una cosa puede estar, para muchos que sin embargo no la ven, no obstante a los pies, para los que la pisan.
Por todo ello, este sitio busca compartir algunos hallazgos y trabajos para agradecer y honrar de modo más profundo posible los enormes e insospechados regalos recibidos de la Ciencia Hermética.
Quizás el de mayor utilidad sea un buscador de términos relacionados con algunos textos de Alquimia en griego, latín, castellano y francés. También algunos artículos sobre láminas o dibujos de la Ciencia Hermética, así como ediciones bilingües (latín-castellano) de alguna obras significativas o partes de las mismas, disponlbles en el ménú Textos Herméticos.
Por el momento está completo el folleto De la Piedra Filosófica de Lamsprinck.
Gracias por vuestra atención.